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Pensar las matemáticas con el Método Singapur: "Algunos niños ya dicen que es su asignatura favorita, creen estar jugando"

Material en una clase de matemáticas.
Representando números en fase concreta y abstracta.
FINA ARÉVALO
Material en una clase de matemáticas.

Es la asignatura difícil, la materia pendiente para muchos estudiantes. Así lo reflejan los datos: España está por debajo de la media de los países de la OCDE y de la Unión Europea en matemáticas, según el último Estudio de las Tendencias en Matemáticas y Ciencias (TIMSS, por sus siglas en inglés), que mide las competencias de los alumnos de 4º de Primaria de 64 países. Lo mismo sucede en el último informe PISA 2018, en el que ocupa el puesto 32 de la tabla, por debajo de la media de la OCDE. 

Al otro lado de la tabla se sitúa Singapur, que ocupa la primera posición en los ránkings internacionales, tanto PISA como TIMSS. ¿La clave? No está en el qué, sino en el cómo. Hablamos del Método Singapur, una metodología de enseñanza impulsada en este pequeño país del sudeste asiático que busca enseñar a los niños -en Primaria y Secundaria- a comprender y leer las matemáticas desde la resolución de problemas

“Todo el mundo es capaz de aprender matemáticas, el problema es cómo se han enseñado. El niño desde los siete meses tiene de manera innata una sensibilidad matemática ya formada”, asegura Fina Arévalo, profesora de matemáticas y exresponsable de la implantación en España y Latinoamérica del proyecto ‘Matemáticas Singapur. Piensa Infinito’, de la editorial SM.

Doce años para reunir los mejores métodos de enseñanza

El Método Singapur aterrizó hace ocho años en España de la mano de esta editorial, aunque también lo imparte Polygon Education, con ciertas diferencias. Pero en Singapur el proceso se inició hace más de 40 años. “Se dieron cuenta de que si cambiaban las matemáticas serían capaces de cambiar cualquier asignatura y de que, en un mundo mucho más tecnológico, las matemáticas son clave”, explica Arévalo.

Ahí comenzó un recorrido de 12 años por distintos países occidentales para agrupar las mejores teorías y métodos de enseñanza de educadores y pedagogos hasta ordenarlas en un currículum muy pautado. En 1995, tres años después de implantarlo, el país asiático pasó de ocupar puestos bajos en PISA a alcanzar los primeros. Además, cada cuatro años revisan el método para ver cómo se puede mejorar.

El profesorado se ha dado cuenta de que levantan la mano constantemente, tienen ganas por contar su método

La metodología Singapur está basada en el concepto CPA: pasar de lo concreto a lo abstracto, pasando por lo pictórico. De esta forma, a través del trabajo manipulativo con material, los niños aprenden a resolver problemas de una forma muy pautada, usando recursos como la repetición o las variaciones perceptuales, que les ayudan a generalizar conceptos y llegar a una mayor comprensión. Además, es muy importante la comunicación e interacción con el profesor y los compañeros.

Todas las clases comienzan por el profesor, quien plantea un problema a los alumnos que, organizados en asamblea, tienen que pensar cómo resolverlo. Primero de forma individual y después en grupo.

Después, llega el momento de ponerlo en común y debatirlo. “El profesorado se ha dado cuentan de que levantan la mano constantemente, tienen muchas ganas de contar su método. Esa parte ya es mucho más motivadora”, explica la profesora. Tras 20 minutos, los niños comprueban si su método está entre los que aparecen en el libro y realizan actividades en grupo para practicar.

Resolución de un problema con el Método Singapur
Resolución de un problema: multiplicando a partir de grupos iguales
FINA ARÉVALO

Por último, para adquirir autonomía, realizan actividades prácticas individuales con el cuaderno de trabajo mientras el profesor se pasea por la clase para resolver dudas, incidiendo en aquellos que tienen más dificultades o, en el caso de aquellos con un nivel más avanzando, incrementando la dificultad de los ejercicios o proponiéndoles investigaciones y trabajos adicionales para potenciarles.

Un método adaptado a niños con discapacidad intelectual

Esta metodología se adapta a niños con necesidades educativas especiales, que, tal y como explica Fina, suelen tener mayores dificultades para pasar de lo concreto a lo abstracto y necesitan apoyarse más en el material y en contenidos muy pautados: “A ellos la parte manipulativa, la parte sensorial, de poner en abstracto algo concreto les resulta clave para poder llegar a la comprensión, es mucho más cercano a lo que necesitan”. Además, la repetición comprensiva es clave en el aprendizaje de niños con epilepsia y facilidad, por tanto, para olvidar lo que van aprendiendo.

“En colegios como ‘El Cole de Celia y Pepe’, especializado en niños con trastornos en el lenguaje, intentamos trabajar contenidos para su día a día, es decir, que sepan reconocer una suma o una multiplicación para cuando vayan a comprar, las horas para saber si llegan a tiempo a un sitio...cosas que les ayuden a tener una vida mucho más funcional”, explica la profesora.

“Hay distintos niveles en clase. Con algunos niños trabajamos siguiendo el método, pero no físicamente con un libro o cuaderno, sino planteando problemas y trabajando con material manipulativo. En el confinamiento incluso los prepararon 'la bolsa matemática', con material para trabajar en casa”, cuenta.

Actividad en una clase de matemáticas de 'El Cole de Celia y Pepe'
Actividad en una clase: los números por dentro y los amigos del diez
FINA ARÉVALO

Con este método, además, los niños aprenden a comprender las matemáticas y potencian también habilidades como la creatividad, el trabajo en equipo, la comunicación, el respeto o el liderazgo. Cualidades que les sirven para desenvolverse mejor en su día a día.

Y no solo eso, van más motivados a clase: “Les gusta más porque trabajan con lo manipulativo. Al trabajar de una manera diferente, piensan que están jugando, pero no están jugando, cada actividad tiene una función pedagógica muy concreta”.

Exámenes adaptados

A pesar de lo innovativo, el Método Singapur también utiliza recursos más tradicionales: los exámenes. Eso sí, con una diferencia, está permitido usar material manipulativo para resolver los problemas. En educación especial se adaptan a sus necesidades, “algo positivo”, aclara Fina, porque “algunos niños consiguen hacer un examen como en un colegio ordinario”.

Si el profesor no es bueno te da igual que el colegio use el Método Singapur

¿Y hay deberes? Dependerá de si ha dado tiempo a realizar las actividades del cuaderno en clase: “En Singapur los niños en casa no hacen nada. Tienen una hora de matemáticas cinco días a la semana y les da tiempo a acabar toda la sesión, pero en España la fase donde se debaten las soluciones se alarga muchísimo y no da tiempo”.

Los profesores, clave en el proceso de aprendizaje

Más allá del material y del propio alumno, los profesores se convierten en la pieza clave para que el proyecto funcione: “Si no es bueno te da igual que el colegio use el método Singapur”. Pero, a diferencia del país asiático, donde el profesorado recibe formación continua, en España la carrera de Magisterio solo cuenta con didáctica de las matemáticas, en la que no se trabaja este método y los maestros tienen que formarse fuera del centro. “Aquí la universidad, desde mi punto de vista, tiene un plan de trabajo muy antiguo”, afirma la profesora.

Atrás quedaron las clases tediosas en las que un profesor explica de forma monótona frente a los alumnos durante casi una hora: “El maestro tiene que recibir formación específica sobre cómo se trabaja en clase. Necesita mucha gestión de aula y un dominio de la didáctica de las matemáticas, saber hacer preguntas que desencadenen el aprendizaje y ayudarles a verbalizar cómo ellos lo resuelven, ir dirigiéndoles esa parte abstracta”.

En definitiva, es necesario “desaprender para aprender”. Profesores y también padres, que han aprendido matemáticas de la forma tradicional y no saben cómo ayudar a sus hijos en casa. Lo mismo me sucede a mí cuando Arévalo me explica, con un ejemplo gráfico, cómo sería realizar una suma siguiendo este método. “Te cuesta entenderlo porque lo aprendiste de otra manera, pero para los niños está tirado”, dice.

Los niños están mejorando su capacidad para cálculo y para resolver problemas

Eficacia basada en la evidencia

Más allá de los datos que dimos al inicio de este artículo, que evidencian la eficacia del método en Singapur, en España ya comienzan a manifestarse sus beneficios en los casi 170 centros en los que se aplica el proyecto de SM. “Los niños están mejorando su capacidad tanto para cálculo como para la resolución de problemas. Yo he comprobado de primera mano cómo los colegios valoran muy positivamente el proyecto. De hecho, alguien que entra en esta metodología no suele salir”, cuenta Fina.

Pero, ¿será suficiente para lograr que las matemáticas pasen de ser la asignatura odiada a la favorita de los niños? “Ya es uno de nuestros logros, algunos niños dicen que su asignatura preferida es esta, en lugar de la educación física, por ejemplo”, concluye la profesora.

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