40 niños con cero días de clases exigen tener maestro

En El Merendón, otras tres escuelas pasan más tiempo cerradas que abiertas, ya que el docente llega una vez por semana.

Foto: Fotos: F. Muñoz/ videos: J. Figueroa

Hay maestros en el merendón que si tuvieran plaza podrían dar clases en los centros cerrados.

mié 3 de mayo de 2023

14 min. de lectura

San Pedro Sula

Saben que tienen derechos y usaron sus voces para reclamarlo.Los 40 niños de la escuela José Trinidad Reyes de la aldea San Cristóbal de El Merendón elevaron sus voces para pedir maestros y clases y así reponer los tres meses que viven deseando comenzar.

Por increíble que parezca, este centro educativo no ha tenido una tan sola jornada educativa, pese a que el calendario ya ha avanzado 91 días desde el 1 de febrero, cuando se inauguró el año lectivo 2023.

En la aldea de San Cristóbal, una de las 26 comunidades en El Merendón que pertenecen a San Pedro Sula, esos 40 niños tienen listos sus uniformes y mochilas a la espera de un profesor que llegue todos los días y los adentre en el mundo de los conocimientos.

Ubicada en la cima de un cerro de la comunidad que está más cerca de Cuyamel, Omoa, que de San Pedro Sula, la escuela José Trinidad Reyes, una de las 16 que son unidocente en la montaña; es decir, un solo maestro, ha atendido históricamente los seis grados.

En años anteriores llegaba un profesor interino con una estructura presupuestaria prestada a impartir clases, pero este año el concurso de plazas dejó en el limbo educativo a estos 40 pequeños y a al menos 100 menores más, de dos comunidades vecinas, ya que el docente se ubicó en otro centro más cercano a su domicilio.

Aparte de los 40 niños, en San Cristóbal hay 11 pequeños en prebásica que sí son atendidos por una maestra que vive en la comunidad y tiene plaza.

$!En un video exclusivo de LA PRENSA, los niños pudieron gritar su deseo de estudiar.

Lesly Johana Núñez es la maestra, una bachiller que está estudiando a distancia. Ella cuenta que siente impotencia al no poder hacer nada por los demás niños, que ven desde las ventanas cómo los más chiquitos de la comunidad sí logran recibir sus clases en una esquina del salón que ha sido destinado para ellos.

“Con ese cambio que ha habido a raíz del concurso docente, al profesor que venía a la comunidad le salió la oportunidad de ir a dar clases a otra escuela y quedamos sin maestro”, expuso.

" Solo nos llevan con mentiras y no nos mandan maestros. Necesitamos una plaza en la escuela. "

El día que el equipo de LA PRENSA Premium llegó a la remota aldea de clima fresco, que no goza de luz eléctrica y cuyo acceso es accidentado con largas cuestas y un camino pedregoso, esos 40 niños por fin pudieron estrenar su uniforme.

Sentados en los únicos 29 pupitres maltrechos que tiene el centro educativo veían con nobleza y paciencia el trabajo periodístico que hacíamos.Cuando les preguntamos qué es lo que más les gustaría tener, ellos gritaron al unísono: “Maestros, queremos tener maestros”.

$!En la aldea San Cristóbal, los niños usaron por primera vez el uniforme el día que el equipo de LA PRENSA llegó.

Además de carecer de maestro, al centro educativo le hacen falta pupitres y materiales educativos; sin embargo, creen que con lo poco que tienen solo es que el profesor llegue y se instale y la comunidad podría acogerlo, darle techo y comida con tal que sus niños reciban clases.

Hay más afectados

Lo que sucede en la aldea San Cristóbal se extiende por toda la “San Pedro Sula de allá”.

Otras comunidades de El Merendón tampoco tienen docentes. En las escuelas de las aldeas Guanales y Santa Margarita de Guanales tienen mejor suerte que en la San Cristóbal. Ahí llega un maestro dos días por semana, pero como se incorporó en marzo, apenas ha impartido unos 10 días de clases a los pequeños de los seis grados en ambas escuelas que se llaman Alfonso Salvador Melgar. Lo mismo ocurre en la aldea Miramar, que está cerrada ante la falta de docente.

" Ocupamos una plaza y un maestro que sea de aquí, no uno que venga una vez por semana. "

José Leandro Vásquez, presidente del patronato de Santa Margarita, señala que hasta este año están sin maestro, pues por más de 12 años han tenido “prestados” o interinos, ya que desde ese tiempo perdieron sus estructuras presupuestarias.

Cuenta que la escuela tuvo que ser partida en dos, ya que los niños de Santa Margarita debían cruzar el río y caminar un largo trecho para llegar a Guanales, a unos 45 minutos a pie subiendo lomas y cruzando un río y dos quebradas.

El centro educativo es nuevo, tiene internet y una planta solar para nutrir las baterías que le permiten tener electricidad, pero pasa más cerrado que abierto, ya que el maestro llega una vez por semana desde Tegucigalpita, Omoa, donde reside.

Sépalo
  • > El mismo maestro atiende dos escuelas, da tres clases en una comunidad y dos en la otra. Apenas cuentan ocho días de clases.

“Cuando el maestro viene se queda a dormir en un catre que hay en el aula porque se está más de tres horas en llegar y cuando viene ya es tarde. Él ya está agotado porque debe dejar la moto al otro lado del río y subir una larga cuesta. No es fácil, sabemos que está agotado”, señala don José.

El clamor se repite en la escuela de Guanales. Allá, Pablo Hernández, que también dirige el patronato, cuenta con hartazgo lo terrible que es ver a los 26 niños de la aldea deseando estudiar.

“Hemos ido a la Distrital, nos dijeron que iban a mandar maestro, y lo hicieron; pero él un día a la semana viene. Los niños no reciben clases como es, queremos soluciones, porque ya mucha ‘casaca’, solo nos dicen mentiras. Queremos estructura para esta escuela, que haya maestro permanente todos los días, porque así como vamos con este jueguito ¿qué van a aprender los niños?”, lamentó.

$!En Santa Margarita, los menores juegan o hacen oficios cuando no llega el maestro. Hay aulas vacías y escuelas cerradas.