Año nuevo, nuevo gobierno, nueva educación.

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Año nuevo, nuevo gobierno, nueva educación.

“Honduras merece un mejor destino, los hondureños nos merecemos una mejor patria y gobernantes y gobernados tenemos la obligación de hacerlo realidad. ”


Al momento en que usted lea estas líneas, con toda probabilidad (esperemos) ya habrá sido elegido el nuevo gobierno, con nuevo presidente o presidenta con mucho trabajo por hacer y mucho por conciliar entre todos los hondureños.


Las recetas mágicas para desarrollar y transformar un país no existen, se logra con trabajo, capacidad, honestidad, compromiso y convicción en lo que se hace y como se debe hacer, pero sobre todo con una verdadera transformación y un plan estructurado en el sector educativo. La clave del desarrollo verdadero de un país no se logra en cuatro años, pero se puede y deben sentar las bases en ese tiempo, estructurando un plan a mediano y largo plazo para que la educación sea de calidad.


La inversión en cultura, educación y deporte a todo nivel debe de ser una prioridad absoluta para el nuevo gobierno. Las prioridades en Honduras son muchas: salud, infraestructura, seguridad, vivienda, etc. pero sin la educación como hilo conductor, un país no se desarrolla. Como señaló John F. Kennedy en alguna ocasión “La educación es la clave del futuro, la clave del destino del hombre y de su posibilidad de actuar en un mundo mejor” y un futuro y un país mejor es lo que deben de garantizar los gobernantes a todos los ciudadanos y las generaciones venideras.


Como hondureños tenemos la obligación moral y el compromiso con nuestro país de exigir al nuevo gobierno que el porcentaje más alto del presupuesto general de la nación sea destinado a la educación y la cultura. De la educación depende el desarrollo humano y por ende, el desarrollo del país.


No puede ser casualidad y no lo es, que las naciones que ostentan un mayor índice de desarrollo y estabilidad son las que tienen la inversión más alta en educación. La Unesco ha señalado que si todos los adultos del mundo concluyeran al menos la educación secundaria, la pobreza podría ser reducida en el 50% de la población que la sufre.


La educación logra la formación integral del individuo, afianza la identidad cultural -desafortunadamente cada vez menos marcada en nosotros- enaltece y promueve los principios y valores humanos que enmarcan nuestra conducta diaria, fomenta la investigación y desarrolla la creatividad entre otro sinfín de beneficios, pero sobre todo, hace que un pueblo pierda la candidez y la ignorancia para saber escoger a las mejores mujeres y mejores hombres para conducir los destinos de los ciudadanos a un puerto mejor y seguro.


Honduras merece un mejor destino, los hondureños nos merecemos una mejor patria y gobernantes y gobernados tenemos la obligación de hacerlo realidad. Aquellos gobernando con capacidad y honestidad, escogiendo a los más capaces y preparados para elaborar los mejores planes para el país y nosotros exigiendo y haciendo nuestra parte con excelencia en nuestras ocupaciones diarias. Como señalara José Cecilio del Valle en alguna ocasión “todos los ciudadanos tenemos la más estrecha obligación de ser útiles a la patria” y se es útil a la patria, por ejemplo, haciendo bien nuestro trabajo y exigiendo el buen trabajo de nuestra autoridades.


Por todo ello, es imperativo que el nuevo gobierno tenga como prioridad mejorar la educación, incrementar significativamente el presupuesto general en el rubro de educación, cultura y deporte y desarrollar con verdaderos expertos, nacionales y extranjeros, un autentico plan de nación en el sector educativo.

La educación es progreso, es “el alma de los pueblos y abono de los ejércitos de la libertad” como en alguna oportunidad escribiera el prócer Francisco Morazán.

Honduras ya no puede esperar más, como empresa privada exigimos prioridad absoluta para la educación y el fomento de la cultura, tan necesaria para el desarrollo de los pueblos.


“Como hondureños tenemos la obligación moral y el compromiso con nuestro país de exigir al nuevo gobierno que el porcentaje más alto del presupuesto general de la nación sea destinado a la educación y la cultura.”


Artículo publicado en la Revista Comercio Global de la CCIT

- José Ernesto Mejía Portillo, FISCAL CCIT / DIRECTOR REVISTA CG